Este es el título del
artículo que Raquel Pelta publicó en la revista digital temática de diseño http://www.monografica.org/, que me ha hecho
llegar mi buena amiga Ana; y yo no he podido resistir la tentación de hacer
eco del mismo en este blog.
Menciona el articulo a Betsy Greer, artesana, activista,
héroe anónima, madrina del craftivismo; Greer
acuñó el término «craftivism» en 2003 para definir una actitud ética y una
forma de activismo que se ejerce mediante lo hecho a mano, partiendo de la idea
de que la capacidad de creación puede ser una herramienta de lucha. El
craftivismo otorga, pues, un valor político y social a la producción manual y
la sitúa más allá del lugar que ocupa actualmente: el de las tiradas
pequeñas y exclusivas (si hablamos de artesanía), el del ocio (femenino
principalmente) o «la creatividad del propio armario»
Para la mencionada autora, el reciente
avance del craftivismo se debe en gran medida a la creciente sensación de
desesperación que, ante la imposibilidad de cambiar el mundo, se ha ido
apoderando de todos nosotros a partir del atentado del 11 de Septiembre. Plantea además una
discusión activa sobre los prejuicios contra el rol doméstico de la mujer,
preguntándose si lo hogareño puede llegar a generar cambios en la sociedad.
Las «craftivistas» crean sus propios objetos como una
respuesta al consumismo y como un intento de ofrecer alternativas más
sostenibles porque el «craftivismo» es una manera de manifestarse en contra del
materialismo de la sociedad actual. El «craftivismo» se entiende, pues, como
una forma de oposición al modelo capitalista imperante pues defiende que se
puede vivir al margen del mercado, tal y como está organizado actualmente, así
como que todos podemos hacer nuestras propias cosas o comprar aquellas
que se han creado de forma artesanal. Frente a
un sistema que sólo aprecia el producto final, es una manera de valorar el
proceso de trabajo y a quienes han intervenido en él.
Haces política cuando eliges consumir
productos hechos
a mano y locales en vez de los importados y hechos en serie.
Es una herramienta de denuncia pero siempre
es signo de una actitud pacifista que quiere cambiar el mundo. Para ellos, la
cultura del «Hazlo tú mismo» (Do It Yourself, DIY), no está
vinculada a los objetos sino a la autonomía personal y a la toma de decisiones:
si es necesario hacer algo, puedes hacerlo tú mismo sin esperar a que los
órganos de poder lo hagan por ti. Y esa cultura DIY supone, además, una puesta
en cuestión de los valores y códigos del consumismo, tratando de minimizarlo y
de resistirse a la publicidad y a las modas impuestas.
Esto es lo una pequeña muestra de este interesante artículo
que no tiene desperdicio y que os recomiendo su lectura.
LH
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